
Muchas veces, al tomar vino tinto, hay una sensación de que el vino es áspero. Nos deja la lengua seca y áspera… Esto es debido a los taninos, que son unas moléculas, del grupo de los polifenoles, que se encuentran en la piel de la uva.
Como en el vino tinto se fermenta el mosto macerando con las pieles de las uvas, se extrae color y polifenoles, entre los que se encuentran estos taninos. En vinos blancos, no se deja el mosto en contacto con la piel de la uva, por lo que estos taninos no se encuentran al final en el vino. Por lo tanto ésta sensación no se siente con el vino blanco.
Como en el vino tinto se fermenta el mosto macerando con las pieles de las uvas, se extrae color y polifenoles, entre los que se encuentran estos taninos. En vinos blancos, no se deja el mosto en contacto con la piel de la uva, por lo que estos taninos no se encuentran al final en el vino. Por lo tanto ésta sensación no se siente con el vino blanco.
La astringencia o sequedad es debida a que los taninos reaccionan con la saliva, precipitándola y anulando su actividad lubricante, por tanto nos quedamos sin saliva al pasar el vino por la boca y la lengua se queda totalmente seca, de ahí la sensación de aspereza.
Los taninos son fundamentales en el vino tinto para dotarlo de cuerpo, estructura y para favorecer una mejor evolución del vino con el tiempo. Lo deseable es que estos taninos no sean agresivos o excesivamente secantes. Que el vino tenga cuerpo, gran carga tánica, pero de un tanino redondeado, pulido, suave, que a la hora de llevar el vino a la boca no cause una excesiva sequedad y, por tanto, una sensación desagradable.
Los taninos también pueden proceder de la barrica de roble donde se envejecen y de ahí pueden transmitirlos al vino. Por tanto, si tomamos un vino blanco que haya sido envejecido durante un período más o menos prolongado en barrica, entonces SI podremos notar una cierta sequedad en la lengua al beber ese vino.
Los taninos son fundamentales en el vino tinto para dotarlo de cuerpo, estructura y para favorecer una mejor evolución del vino con el tiempo. Lo deseable es que estos taninos no sean agresivos o excesivamente secantes. Que el vino tenga cuerpo, gran carga tánica, pero de un tanino redondeado, pulido, suave, que a la hora de llevar el vino a la boca no cause una excesiva sequedad y, por tanto, una sensación desagradable.
Los taninos también pueden proceder de la barrica de roble donde se envejecen y de ahí pueden transmitirlos al vino. Por tanto, si tomamos un vino blanco que haya sido envejecido durante un período más o menos prolongado en barrica, entonces SI podremos notar una cierta sequedad en la lengua al beber ese vino.
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